martes, 25 de diciembre de 2012

CENTRAL TELEFÓNICA MILITAR DE FACINAS


Soldados en la entrada a la Centralita Militar de Facinas junto
a niños del pueblo.
En este articulo, nuestro amigo y Comandante de Ingenieros José Mª de Terán Woollett, nos relata parte de la historia de la antigua Centralita Militar Facinas, entre los años 1953-65.

Sin saber la fecha exacta de su construcción, probablemente en los años 40,  dicha edificación militar fue construida por el Servicio Militar de Construcciones, perteneciendo en esos primeros años al Batallón de Transmisiones Nª2 de Sevilla, siendo responsable de la Centralita, el Grupo de Transmisiones de la 22 División ubicada en Algeciras,  mas exactamente, en el Barrio de Villa Vieja, lugar denominado Campo de La Era.

Años más tarde, paso a formar parte del Regimiento de la Red Permanente y Servicios Especiales de Transmisiones de Madrid, dependiendo de la Compañía 2ª Unidad Telefónica, establecida en el mismo lugar reseñado anteriormente.

Como he podido leer en algún otro escrito que hace referencia a la Centralita, nunca dependió del Campamento Militar de Facinas, sin embargo, dicho Campamento fue un abonado más a la Central Telefónica, la cual, formaba parte de un circuito que unía todas la unidades militares de la comarca, incluidas las Baterías Costeras y la que aun podemos ver, ahora en estado ruinoso, en el cruce de Bolonia (San José del Valle). De todas ellas, la Centralita del Gobierno Militar de Algeciras era la más importante.

Las Unidades Superiores ya mencionadas, mandaban el contingente de tropas correspondiente a la Unidad de Algeciras, que una vez acabado el periodo de instrucción y la Jura de Banderas los preparaba técnicamente. Cuando los soldados terminaban el curso de Celador Telefónico, eran destinados por parejas a las distintas Centralitas que le habían tocado como destino.

Sobre dichos soldados, recaía plenamente la responsabilidad de estas instalaciones. Llevando una vida autónoma, tenían que hacerse la comida y recogían el pan a través de vales en el lugar más cercano, los destinados en la Centralita de Facinas, lo recogían en la panadería de Mangas. Una vez al mes, venía el Brigada de La Compañía para pagarles sus haberes, la comida, los vales del pan y los pluses correspondientes a los destinados en estos destinos.

Turnándose, siempre permanecía uno de los dos soldados en la Centralita para atender las llamadas que pudieran producirse, el otro, era el encargado de hacer las compras de provisiones y reparar las averías, muy frecuentes por nuestra zona debido a los vendavales de levante. Cuando la avería era muy importante, se designaba una Brigada de Trabajo compuesta por doce soldados al mando de un Suboficial, un camión de postes y material telefónico para subsanar los problemas.

En el año 1962, después de un fuerte temporal de levante que acabó con casi todos los postes de la línea de teléfonos en el suelo entre Facinas y el Puente de Hierro, se formó una gran brigada de trabajo reparar dicha línea. Estos soldados que durante transcurso de los trabajos pernoctaban en las distintas centralitas, eran comandados por el Suboficial que escribe este relato. (Aquellas averías que se arreglaron con rapidez y eficacia, me valió el premio de conocer a la que hoy es mi mujer).

Los soldados, cuando terminaban su tarea diaria, al regresar a la Central, siempre lo hacían cantando:

Ya no subo más a los postes

por que no me da la gana

que se suban los reclutas

y el sargento de semana.

O esta otra:
La rubia es sentimental

y la morena tampoco esta mal

si alguna vez, me he de casar

con la morena, una y nada más.

Al pasar por los caseríos del Pedregoso y de Santa Genoveva, los vecinos nos pedían los postes partidos que llevábamos en el camión. Como no se tenían que devolver, se los dábamos, detalle que nos agradecían regalándonos alguna que otra botella de vino que los soldados se bebían durante la cena.

Antes de continuar, me gustaría recordar el paso de la Brigada de Trabajo por un caserio cercano a la venta de Ojén, en el que vivía una familia apellidada “Ayala”, no encuentro palabra para agradecer la hospitalidad con la que nos acogieron, durante unos días, toda la Brigada durmió en su cortijo, y yo cenaba con ellos. Era a la mitad del recorrido y nos venía muy bien pernoctar allí.

La Brigada de Trabajo designaba dos soldados para cocinar, preferentemente que fueran aficionados a la gastronomía, ellos, eran los encargados de solicitar los artículos necesarios. Un enlace que venía de Algeciras nos traía los productos solicitados y al mismo tiempo la correspondencia, que llenaba de alegría a los soldados que la recibían.

La mayoría de la Centrales de esta red, carecían de luz eléctrica por lo que tenían que arreglarse con un quinqué de petróleo. A partir de 1962, que es cuando se produjo la avería, los telefonistas de Facinas pudieron disfrutar de la Luz eléctrica que se contrató al Sr. Mangas que regentaba una de las panaderías de Facinas que tenía aquel impresionante motor. A las 22 horas nos hacía el guiño avisador de que se cortaba la energía.

La centralita telefónica de la Central de Facinas era italiana y se le denominaba “Negrilla”, tenía capacidad para diez abonados auxiliados por un teléfono que funcionaba con pilas de tres voltios. Sus moradores tenían todas las herramientas precisas para reparar las posibles averías. Para subir a los postes utilizaban trepolines y para localizar averías, tenían un teléfono  ruso.

Todos los telefonistas-celadores que fueron destinados a la Central de Facinas, pueden presumir de cosechar gestas de valor y patriotismo, subidos a un poste de ocho metros con solo dos puntas de trepolín clavados en la madera del poste y el cinturón de seguridad con los que debía defenderse de los vendavales de viento (que ya sabemos como se las gasta por estas tierras). Para arreglar la avería, se jugaban el tipo, llevando la única satisfacción de decir; “mi sargento, no hay novedad en la Central de Facinas”. Estos soldados son para mis héroes anónimos, los héroes no solo surgen en misiones bélicas, también los es, ese soldado responsable y eficaz con su tarea dispuesto a cumplir su misión encomendada en todo momento por peligrosa que sea. Ese es el fiel retrato de todos sin excepción de los telefonistas que han pasado por la Central Telefónica de Facinas.

En esta primera parte de mi vida militar, solo he coincidido con un soldado natural de Facinas, de quien hace pocas fechas me entristeció enterarme de su fallecimiento, se trataba de Antonio Rodríguez, más conocido como “El Barbero” y que se encontraba destinado en Algeciras en el Grupo de Transmisiones de la 22 División. El no quiso ser telefonista y se quedó en la unidad algecireña, allí forjamos una gran amistad, por la cual, fui invitado a su boda con la señorita Loli.

Años más tarde, ya destinado en Madrid, tuve la satisfacción de saludar al único facinense que yo recuerde que prestó su servicio en la Centralita de Facinas, nuestro amigo Gaspar.

Este relato lo he escrito en la medida que he podido hilvanar recuerdos, algunos de hace más de cincuenta años. Ruego me disculpen si no he podido seguir un orden cronológico riguroso, pero considero que era necesario para la historia de nuestro pueblo, conocer parte de la historia de la Central Telefónica Militar de Facinas.

Para los que prestaron su servicio en dicha Central, tengo un grato recuerdo imperecedero, este artículo va en sus memorias, para que siempre se recuerden en Facinas.

 
José Mª de Terán Woollett

LA MILI EN FACINAS.PEPE CARDENAS





FOTOS DEL CAMPAMENTO.FORO DE FOTOGRAFÍA NIKONISTAS

Cuando las fotos se hacen con arte es como un cuadro
 



 

LA MILI EN FACINAS.JOAN RIFER BASORA